Bienvenid@s al blog de poesía castellana de 3º de ESO del IES Damià Huguet
En este blog compartiremos y comentaremos nuestros versos preferidos de la asignatura de lengua y literatura castellana, y nos animaremos a ejercer de "poemaníacos"...
El cáncer estaba a punto de acabar con la vida de David cuando aun pudo juntar todas las fuerzas que le quedaban para hablar con todos sus seres queridos y como no, su amada. A todos les dijo lo mucho que les quería y por supuesto, lo malo de cada persona, ya que David se caracterizaba por su sinceridad.
De pronto llega el momento de hablar con su novia y en la recta final de sus minutos de vida, le dijo:
- Y ahora tú, Laura, quiero decirte lo mucho que te amo. Sabes que has sido una parte muy importante de mi vida y que siempre te he querido como no he querido a nadie. Sólo te quiero decir mis tres últimas palabras: TE QUIERO MUCHO!
Laura estaba muy emocionada y sin palabras y ya no tuvo tiempo de reaccionar.
No digáis que agotado su tesoro,
De asuntos falta, enmudeció la lira:
Podrá no haber poetas; pero siempre
Habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
Palpiten encendidas;
Mientras el sol las desgarradas nubes
De fuego y oro vista;
Mientras el aire en su regazo lleve
Perfumes y armonías,
Mientras haya en el mundo primavera,
¡Habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance
Las fuentes de la vida,
Y en el mar o en el cielo haya un abismo
Que al cálculo resista;
Mientras la humanidad siempre avanzando
No sepa a dó camina;
Mientras haya un misterio para el hombre,
¡Habrá poesía!
Mientras sintamos que se alegra el alma
Sin que los labios rían;
Mientras se llora sin que el llanto acuda
A nublar la pupila;
Mientras el corazón y la cabeza
Batallando prosigan;
Mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡Habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
Los ojos que los miran;
Mientras responda el labio suspirando
Al labio que suspira;
Mientras sentirse puedan en un beso
Dos almas confundidas;
Mientras exista una mujer hermosa,
¡Habrá poesía!
- ¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas en mi pupila tu pupila azul, ¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas? Poesía… eres tú.
Gustavo Adolfo Bécquer
Rima XXIII
[A ella. No sé…]
Por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo; por un beso… ¡Yo no sé qué diera por un beso!
Gustavo Adolfo Bécquer
Rima LXXVII
Dices que tienes corazón, y sólo lo dices porque sientes sus latidos; eso no es corazón..., es una máquina que al compás que se mueve hace ruido.
Gustavo Adolfo Bécquer
Estos poemas de amor me gustan mucho porque son muy simples, muy sencillos y fáciles de entender pero expresan claramente lo que se quiere decir en ellos y son realmente hermosísimos.
Las flores al amanecer resplandecen y el pajarillo sobre sus ramas pía, al verlo mi corazón se llena de alegría y al pasar los rayos del sol enmudecen.
La primavera anuncia su presencia, hierba fresca, nubes y claros , azahar florido tu embriagador aroma me nubla el sentido con tu intenso colorido brota la inocencia.
Los jardines del paraíso me ofrecen una mora su dulzurase deshace en mi boca ¿que es lo que tienen la zarzamora?
Espuma del mar contra la roca no deseo primavera con demora la lluvia de abril y la tormenta choca.
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.